miércoles, 30 de noviembre de 2011

Acerca de la violencia de género.

Lamentablemente el tema ha cobrado una siniestra actualidad en nuestro medio. Mujeres quemadas por sus maridos, niños asesinados como dedicatoria macabra a sus madres, etc. son hechos cotidianos en la prensa.

En este contexto escribí y publique en la web la “Carta Abierta para una Mujer Maltratada” Recibí numerosas adhesiones, pero algunas me hacen temer sobre el abordaje correcto del tema. Por ello, creo necesario hacer algunas aclaraciones.

Digamos que una mujer víctima de violencia no es una “masoquista” ya que no disfruta de los golpes que recibe.

Una mujer victima de violencia tampoco tiene “baja autoestima” y por supuesto no se “deja pegar” . Esto, lamentablemente, lo vemos claro en los campos de prisioneros, donde un puñado de verdugos puede someter a un grupo numeroso de víctimas. Esto ocurre porque los golpes no solo dañan el cuerpo, sino también la psiquis. Se produce en la victima despersonalización y sometimiento a servidumbre. Las personas que atraviesan por esta experiencia son, incluso a veces, conscientes de su situacion, pero se sienten imposibilitadas para evitarla, porque dependen psicologicamente y con frecuencia también materialmente del agresor de una manera muy compleja. Además, se averg­üenzan ante los demás, por lo cual comparten la culpa y de ello se beneficia el verdugo. En otros casos el sometimiento y la despersonalización se consigue con amenazas a terceros, por lo general, los hijos. Temores estos que, como queda demostrado, no están exentos de fundamento. Desarmar este dispositivo es una de las tareas mas dificiles a las que puede enfrentarse un profesional de la Salud Mental. Es dificil el éxito, pero sin la ayuda necesaria es practicamente imposible para esa mujer liberarse de su encierro moral.

Muchas veces la victima llega a someter su pensamiento de tal manera que incluso cree merecer los golpes recibidos. Esto es muy común en el caso de niños maltratados a quienes se les dice que se les pega porque son malos y para que aprendan. Muchas mujeres maltratadas han sido, previamente, niñas golpeadas.

Lamentablemente, muchos de nosotros mantenemos todavía ideas como “la letra con sangre entra”, “se lo tenía merecido”, “el violento es un enfermo” o “ella se lo permite”. Prejuicios y lugares comunes que pueden acarrear terribles consecuencias.

Nadie puede autorizar o ejercer violencia alguna sobre otro, salvo en defensa propia. No

hay insulto, ni traicion que merezcan el maltrato o la muerte.

Todos nosotros estamos atravesados por lo que cada cultura acepta como válido, pero

lamentablemente la nuestra se alimenta de prejuicios y lugares comunes que pueden resultar muy peligrosos. Tengamos el buen tino de revisar nuestros criterios antes de enunciarlos. Erradicar del inconciente colectivo todas las justificaciones para el ejercicio de la violencia es la mejor manera de poner freno a estos crímenes

Señalo especialmente que en el texto por mí publicado no se alienta a la mujer para “no dejarse pegar” sino para pedir ayuda, ya que son las instituciones de la sociedad las responsables de evitar los daños que la sociedad misma genera cuando la voluntad individual fracasa.

Si Ud. quiere ayudar a una mujer maltratada y ella no lo acepta, asómbrese de lo lejos que puede llegar la destrucción psicologica y mantenga una vigilancia discreta. En cuanto se presente la oportunidad, haga usted la denuncia. Puede salvar una o varias vidas. Lo único que frena a un malvado es el temor a un poder más fuerte. Vamos a cuidarnos entre todos. Lo que hoy es sólo un chiste machista, mañana puede transformarse en tragedia. Ada Fanelli, lic. en Psicología Social.

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